- ¡¡¡¡Levantaros!!!! -grito el soldado, a la vez le daba un punta pie- ¡¡Levantaros!! ¡¡Id en busca del perdón como todos los tuyos o yo mismo pondré fin a vuestra vida!!
Yenei estaba confusa, la cabeza le daba vueltas y le dolía el brazo por una pequeña herida k no dejaba de sangrar. Miro al guardia dudosa.
- Perdón, ¿decís...?
El soldado la cogió del brazo malherido y tiro de ella haciendo k se levantara. Yenei se tambaleo un poco, pero se mantuvo de pie sin quejarse déla brusquedad del soldado. Tampoco se quejo cuando le pego un empujón y la lanzo al camino,,
- ¿Que lugar es este? ¿Donde estoy?
Pero el soldado ya se había dado la vuelta no le prestaba atención.
- Perdón ¿a quien? ¿Por qué?...
Notó como le flaqueaban las piernas y se dejó caer de rodillas en el suelo, llevándose las manos a la cabeza
- Argus ...recordad, Argus…
Esa voz le retumbaba en los oídos, como si le gritaran. Se los tapó hasta que dejó de escucharla.
No se dio cuenta del anciano que se acerco a ella, hasta que le habló.
- No os quedéis ahí mujer, debéis buscar refugio.
- ¿Que lugar es este?¿Como llegue aquí?
- Os encontráis en la Capilla de la Esperanza. ¿No recordáis nada?
- No… Nada…
El anciano la ayudó a levantarse.
- No os preocupéis yo os cuidare hasta que recobréis la fuerza y descubráis algo mas de vos. Venid conmigo… - el anciano maldijo entre dientes- Maldito Examine… ¿Vuestro nombre?
Yenei negó con la cabeza, unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, pero el anciano no la miro. La cogió del brazo y la llevó a su hogar. Una vez allí la cuidó y le explicó todo lo que sabia. Lo único que pudieron averiguar de ella era su nombre: Yenei, pues estaba grabado en su espada.